Déjame contarte algo.
Cometo muchos errores.
Es más.
El porcentaje de días con más errores que aciertos sigue irremediablemente en aumento.
Y es que con el paso del tiempo nos van saliendo arruguitas.
Arruguitas que ni el mejor ácido hialurónico elimina.
¿Arruguitas?
WTF.
Escucha.
Imagínate algo.
Imagínate que cada arruguita es uno de esos sermones sobre la vida que, de vez en cuando, nuestros viejos nos soltaban sin venir a cuento.
De aquella nos descojonábamos en sus caras pero ahora nos damos cuenta de que, poco a poco, casi todos se van cumpliendo.
Los viejos, qué razón tenían los muy perros.
¿Te suena?
Pues lo mismo pasa mientras vas sumando bofetadas en la cara.
Yo voy por 45.
Ni una menos.
Y durante las últimas 20 estuve metido en algún que otro charco del que intuía desde el principio que la cosa no llegaría a buen puerto.
¿Qué quiero decirte con esto?
Nunca creas todo lo que piensas.
Nunca creas que tu idea es mejor que la mía.
Nunca creas que irán a buscarte a la puerta de casa.
Nunca creas que la suerte te acompañará ahí donde vayas.
Por no hacer caso a mis nunca tuve que dormir demasiadas noches en el sofá cama de mi hermana.
Yo he tenido la enorme suerte de tener una hermana.
Sonia, te quiero jodia.
Ella siempre ha sido la cuerda y guapa.
Yo sigo siendo el insensato y feo.
Seguimos.
Si tú no tienes ese sofá cama, piénsatelo dos veces antes de meterte de lleno en algo que puede dejarte arruinado, económica y mentalmente.
La vida está llena de gente con grandes ideas que duermen sobre un cartón invisible al resto.
No sé si captas la metáfora.
Por si acaso, te dejo esto.
arruguitas = malas experiencias
bofetadas = años
sofá cama / hermana = gente con más experiencia que tú a la que nunca escuchabas
cartón invisible = un sentimiento de decepción y culpa que te acompañará de por vida después de haberte dejado el puto alma en un negocio que finalmente acabó en nada
¿Ahora lo captas?
Haz caso a un perro viejo.
Esto de tener un negocio es algo serio.