Lo que sucedió en la Premier League de 2016 fue una de las anomalías más grandes en la historia moderna del deporte rey.
Fue el David y Goliat futbolístico.
Algo sencillamente heroico.
Inolvidable.
Todos éramos Foxes (así se conoce a su afición) aquella temporada.
Y si no lo fuiste, tuvo que ser por dos únicas razones: o te da exactamente igual el fútbol o tienes la empatía muy poco trabajada, por no decir nada.
«El campeón del pueblo», fue el titular en el mundo entero.
La temporada anterior lograron la salvación tras un épico final de campaña.
Imagínatelo.
Locura total.
¿Pues sabes qué?
Tu negocio es el puñetero Leicester de aquella temporada.
Pero no el que ganó la Premier.
No.
Ojalá.
Eres el Leicester que se salvó de puñetero milagro, en el último minuto de la última jornada.
Esa tiene que ser tu mentalidad temporada tras temporada.
El King Power Stadium será tu web, o tu ecommerce o el puestecito tan mono que tienes en el Mercado de San Fernando.
Jamie Vardy será tu esencia emprendedora, suceda lo que suceda.
Claudio Ranieri, tu estrategia en marketing y ventas.
Y la afición que vibra en cada partido será tu único objetivo, tu máxima obsesión noche y día.
Solo así puede que luches también por el título.
La competición será extremadamente dura.
Pelearás con los que fundaron su club antes que tú, que te ven como un mierda más que sueña con comerse el mundo sin apenas experiencia.
Pelearás con los que se bañan en billetes mientras te miran con cara de lástima y alguna que otra sonrisa vacilona.
Y finalmente el resto, que estaréis viéndolas venir sin saber dónde coño acabaréis la temporada.
¿Seguiremos un año más?
¿Nos iremos al hoyo?
¿Habrá que echar el cerrojo?
Así que recuerda siempre esto.
Haz que tu estadio se vea bonito, humilde pero entrañable, sencillo, útil.
Haz que los problemas e inconvenientes que surjan cada día no te quiten las ganas de seguir luchando por tu equipo, por tu escudo.
No vayas por ahí creyendo que lo sabes todo y dedica el máximo tiempo que puedas a seguir conociendo al City, Chelsea, Liverpool y compañía. Tus grandes rivales, tus competidores.
Mantén una comunicación clara y efectiva para conectar con tu afición y si no eres capaz de hacerlo, no dudes en buscar a alguien con habilidades para conseguirlo.
Si logras ser constante, trabajas duro y no te amedrantas con los que se creen más listos, simpáticos y atractivos, puede entonces que te conviertas en ese Leicester y su Premier.
Leicester till I die,
I’m Leicester till I die,
I know I am I’m sure I am,
I’m Leicester till I die.