Tengo la inmensa suerte de haber nacido en un pequeño pueblo asturiano y haber crecido en una gran ciudad como Madrid.

Mi pie derecho camina por cemento y el izquierdo lo hace entre estiércol.

¿Que por qué te cuento esto?

Porque hay un pequeño detalle que debes grabar a fuego: los de pueblo somos jodidamente tercos.

Y es que los aldeanos generación tras generación hemos crecido bajo un mismo espíritu de cooperación.

Por ponerte un ejemplo de cientos.

Julio es el mes perfecto para «ir al prau a segar y pañar la yerba».

Entre «vara de yerba» y «vara de yerba» algún que otro culín de sidra bien escanciada y de regalo una buena riñonada.

Día sí y día también acabábamos con las espaldas reventadas pero entre todos sacábamos palante lo que hiciera falta.

Así que los de pueblo tenemos un jodido radar para los vendehúmos en lata.

Y te aseguro que hasta el más urbanícola con su ático dúplex en Serrano tiene deje aldeano.

Así que no seas un sabelotodo baboso y trata a tus clientes con el máximo respeto.

Trátalos como si fueran de tu pueblo.

Da igual que no lo tengas.

Créalo en tu mente.

Invéntatelo.

Y escúchalos siempre.

Y sigue escuchándolos.

Ahora es momento de asentar con un leve gesto.

Y sigue escuchándolos de nuevo.

¿Y cómo coño se escucha a alguien cuando no existe el cara a cara?

Con una web minimalista de diseño impecable que sutilmente invite a quedarse y en la que haya pocas palabras, pero que todas sean, ni más ni menos, las exactas.

Detalles.

La vida consiste en saber interpretar esos pequeños detalles que pasan por delante de nosotros cada maldito día de nuestras vidas.

Y eso solo se consigue con escucha activa.

Hasta en cómo duerme tu pareja te desvelará más cosas que cuando está despierta.

Y no me refiero a cogerle el móvil mientras sueña con el bote del Euromillones.

No jodas.

Eso se lo dejamos a los psicópatas.

Cositas.

Sé honesto con tus posibles clientes y contigo mismo.

Sal de tu cueva y trágate ese orgullo que llevas dentro.

Ponte a pisar estiércol.

Cuando lo hagas, vender cualquier tipo de producto o servicio será tan sencillo como mear en la playa mientras te bañas.

Una auténtica gozada.

Ingenio Verbal - Juan Rodalo Copywriter
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